IKEA DELAKTIG, economía circular y aluminio
IKEA, la mayor compañía de venta de muebles del mundo, se puso en contacto con el diseñador industrial Tom Dixon con vistas a un proyecto especial. Ambas partes propusieron sus ideas; pero fue el aluminio lo que hizo posible la colaboración.
Este proyecto especial se materializó en IKEA DELAKTIG, una plataforma de producto basada en los principios de la economía circular. En pocas palabras, la idea consiste en un mobiliario modular que se puede desmontar y recombinar para crear muebles completamente diferentes.
«El aluminio ha sido el catalizador de DELAKTIG», afirma James Futcher, uno de los directores creativos de IKEA.
«Al principio se habló de varias ideas distintas, hasta que Tom propuso dar con un nuevo planteamiento para la fabricación de sofás. Ahí fue cuando vimos que el aluminio podía servir para crear una plataforma que fuera cambiando gradualmente, a medida que va cambiando nuestra vida», dice Futcher. «Además, queríamos un material fuerte y duradero, al que fuera fácil ir añadiendo cosas.
La idea de diseñar un sofá ‘abierto’ surgió de ahí. Una vez que empezamos a trabajar con aluminio, vimos rápidamente las posibilidades que ofrecían los surcos del material para encajar productos en él».
Un acabado de anodizado natural
El aluminio es el material ideal para DELAKTIG: es fuerte y ligero, y añadir nuevas prestaciones resulta muy fácil una vez que el metal ha sido extruido formando un perfil. «Y a nivel estético funciona muy bien», añade Futcher.
El acabado de la estructura se obtiene por medio de un proceso de anodizado natural. Esta capa extra en la superficie del aluminio lo hace más resistente a los arañazos y lo protege de la corrosión. El anodizado natural se emplea con frecuencia para el acabado en marcos de ventanas.
Y esa es la idea: Que los productos de DELAKTIG se puedan reutilizar, en vez de tirarlos. Que un sofá se pueda convertir en silla, y una silla en cama. Y así sucesivamente.
«Yo espero ver la cama o el sofá siendo utilizados dentro de veinte años con una función completamente inesperada; algo que nunca se me hubiera podido ocurrir a mí. Ese sería el verdadero éxito», concluye Dixon.